Por: Fernando
Fernández López
Cuando este semanario salga a luz pública, ya conoceremos
el nombre del Presidente de México para el periodo 2012-2018. Si los números
porcentuales de la mayoría de encuestas acertaron con el puntero presidencial,
el ganador indiscutible de las elecciones será el priista Enrique Peña Nieto.
De igual forma, si se mantiene el margen de diferencia del ganador respecto de
su más cercano contrincante, que oscila entre 12 y 15 puntos, resultará menos
probable la comisión del presunto fraude electoral que ya comenzó a cantar el
candidato de las izquierdas Andrés Manuel López Obrador.
Lo que es evidente, es que se tendrá la elección más
copiosa en la historia político-electoral del país, y si esto es así, por lo
mismo que no se descarta que también se tenga una votación más cerrada, en
donde la disputa por la Presidencia de la República no sólo pudiera ser entre
dos sino hasta tres competidores, una elección de tercios, como le llaman; es
decir, que en la dura pelea por el máximo poder político del país, también
intervenga la panista Josefina Vázquez Mota. Pero que no se
asuste nadie. Si nuestra democracia ya no está en pañales y ya no es
tan frágil, aun si la diferencia del ganador fuera de un voto, los
participantes tendrían sin remedio que aceptar el resultado electoral.
Desgraciadamente esto no es así. Es difícil pensar que muchos mexicanos estén
listos para asimilar y aceptar este escenario.
Mucho está en juego en el país: su estabilidad política y
social, y las posibilidades de un crecimiento económico que remedie los males
que aquejan a millones de mexicanos. Independientemente de quien llegue al
poder, sea Peña Nieto, o la remota posibilidad que pudiera ser AMLO o Josefina,
anhelamos, en todo caso, que quien se convierta en el próximo Presidente de la
México, logre atenuar los pendientes como la pobreza, la desigualdad, el
desempleo, la inseguridad, la violencia, los bajos salarios, la mala educación,
entre otros, que padecen muchos connacionales.
Y también, que el nuevo Ejecutivo Federal resulte
eficiente y no se pierda en la impericia y el delirio de poder, sea del partido
e ideología que sea, ya lo vimos con Vicente Fox, y logre sentar las bases para
que, a partir de hechos y no de discursos, darle viabilidad a un país más justo
y equitativo para beneficio de sus habitantes. Bienvenido, cualquiera que sea
el ganador, y ojalá resulte con la altura de miras que esperamos los mexicanos…
lumbrerafer@hotmail.com
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